lunes, 5 de octubre de 2015

La falta de amor.





Buena pregunta, G. Buenísima.
Como bien dices, por mucho que nos amen, si no es personal la experiencia de amor (si no siento el amor dentro de mí), de poco me sirve.
A no ser que lo utilice como inspiración (para dejarme contagiar y empezar a amar yo misma).


Qué hacer mientras tanto, cuando soy incapaz de sentir el amor?

- En mi opinión, como con cualquier otra cosa, lo primero, reconocerlo (esto ya es un paso de gigante).
Y aceptarlo.
Digo que ya es un paso de gigante reconocer la falta de amor dentro de una misma, en vez de poner la responsabilidad en el exterior ("no hay nadie que me ame", o "nada que se merezca ser amado").
Y aceptarlo. Otro paso de gigante.
Así es como son las cosas en este momento.
Ha "madurado" en mi vida la incapacidad para amar, en este momento.




En este momento de mi vida toca sentirme como un grifo seco, el agua cortada. Seca de amor.
Esto es lo que hay. Ahora mismo.
Pero ya está cambiando, como todo.
Como cualquier otra nube en mi vida, de paso, esta experiencia de no-amor ya está cambiando.


Reconocerlo (sin autoengaños). Aceptarlo y pensar en la impermanencia.
Esta experiencia de no-amor ya está cambiando.
No es definitiva.




- Seguidamente, como ya sugeríamos más arriba, busca el amor a tu alrededor y déjate inspirar.
En una madre con su criatura, en alguien que ayuda a alguien, en una sonrisa...
La vida está llena de gestos de amor, y de modelos de amor.
Quizás alguien te ama y tú le menosprecias o, peor aún, ni siquiera lo ves. No reconoces su amor. No aceptas el regalo.

Contempla el amor.
Y déjate inspirar.
Y contagiar.
Y regocíjate.
Alégrate de que lo sientan otras personas, otros seres
(los animales e incluso las plantas, la naturaleza está llena de fuerzas de amor).
Busca inspiraciones.

En este paso hay el riesgo de que aparezcan algunas trampas:
- A veces tendrás que hacer un esfuerzo por encontrar el amor porque, quizás, desde tus gafas de la negatividad y la cerrazón, sólo encuentres argumentos negativos. Está bien, sigue intentándolo. Sigue buscándolo.
- Cuando, por fin, puedas ver el amor, vigila si aparece la envidia.
El objetivo es que puedas alegrarte de la buena experiencia de los demás, y abrirte a ella. No segregarte y cerrarte más, con el peso de la envidia.




- Enfoca tu atención en las cosas buenas de los demás (no en sus faltas, en lo que no te gusta y te impide amarles).
Las personas, los seres en general o alguien en particular (con quien sientes la dificultad de amar), están llenas de multitud de cosas buenas.
Contempla su bondad, por una parte.
Y contempla su sufrimiento, las dificultades a las que se enfrenta, la dureza de su vida.
Y deja que surja la compasión (el deseo de que sean felices).
Contemplar su bondad y su sufrimiento te ayuda a que se te rompa el corazón.
En realidad, lo que se rompe es la coraza del corazón.
Y una vez rota la coraza del corazón, emerge la ternura.
Ya se está abriendo paso el amor.


- Mientras tanto, con o sin amor, trata a las personas con amabilidad.
Ellas no tienen la culpa de tu insatisfacción, tu frustración o tu malestar interior.
Y, desde luego, no son responsables de él.
Cuida a las personas, a los seres, los objetos de tu entorno. Trátales con consideración. Con apreciación. Con gratitud.
Disfruta de ellos.





- Practica el disfrute. Trátate bien. Cuida de ti misma.
Cuando lo que ves a tu alrededor empieza a inspirarte amor, no puedes dejar de sentir una experiencia de conexión y de alegría.
Disfruta de ese bienestar.
Da igual de dónde parezca que surja (al contemplar un atardecer, en compañía de unas amigas, en una cena, ante una taza de café...)
En realidad surge de ti misma.





- Y no te hará daño pedir ayuda.
Estoy hablando de la oración, especialmente eficaz en momentos de desesperación, cuando el ruego es sincero y profundo porque se desea algo como el aire para respirar.

Desde la humildad y el reconocimiento de mis propias limitaciones, aquí y ahora, pedir ayuda,
a la vida, a Dios, a los Budas o a tu yídam particular.
Esa inspiración (o las bendiciones) que nos ayuden a abrir el corazón.

Una mezcla perfecta de conciencia, humildad y entrega.
Y funciona.
La oración sincera siempre funciona.

(Solemos lanzar nuestros deseos al viento cuando buscamos un trabajo, deseamos aprobar un examen y hasta cuando queremos que nuestro equipo gane el partido, por qué no hacerlo cuando deseamos fervientemente sentir el amor que llena nuestra vida de significado?)





Resumiendo:

(1) Desde el reconocimiento (de la incapacidad para sentir el amor), la aceptación, la consideración de la impermanencia y la paciencia,
(2) te dejas inspirar por el amor que ves a tu alrededor
(3) y pones tu atención en la bondad de los demás y en su sufrimiento (y en tu compasión).
(4) Mientras tanto, con o sin amor, te dedicas a cuidar a los demás. Les tratas con amabilidad. Actúas como si ya les amaras.
(5) Disfruta de las ofrendas que la vida te regala.
(6) Y, llegado el caso, pide ayuda.


Pronto acabará tu experiencia de no-amor para dar paso a una experiencia de amor.
Es así porque todo es impermanente.

Mientras tanto, tú haces tu parte, para que
cuando llegue la inspiración (o la experiencia de amor)
te pille trabajando.   :)




6 comentarios:

  1. Que gran capacidad de síntesis y claridad en este tema tan importante.
    Gracias Marie. Sigo este bloc desde hace unos años.
    Hoy he sentido la necesidad de darte las gracias

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  2. Y gracias a ti, mishus, por hacerme saber que aún tiene sentido este compartir.
    Un abrazo. :)

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  3. Muchas gracias Marié :) Tengo que poner manos a la obra. Y es verdad, inspiraciones no faltan. Gracias de nuevo. Gabriela

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  4. Tod@s estamos ahí de vez en cuando, con el grifo seco.
    Una buena cuestión, plantearse cómo estar y qué hacer entonces.

    Un abrazo.

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  5. Gracias, Sonia.

    Son sólo algunas pistas. Hay más.
    Como la oración.
    Muy eficaz en momentos de desesperación, cuando la oración es sincera y profunda y se desea algo como respirar.

    Pedir a Dios o a los Budas sus bendiciones para ayudarnos a abrir el corazón.
    Es una mezcla perfecta de conciencia, humildad y entrega.
    Funciona.
    La oración sincera siempre funciona.

    Un abrazote, Sonia.

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