viernes, 17 de julio de 2015

Interespiritualidad.








Sidharta no había querido quedarse con el maestro Buda Gautama, a pesar de ver en él la compasión y la sabiduría.
No se quedó entre sus seguidores porque sentía que no se podía despertar a través de una doctrina, de una tradición, como el mismo Buda no había despertado a través de ninguna doctrina.
Así que le escuchó, le amó, y después se alejó para seguir su propio camino.
Con el paso del tiempo, Buda volvió a pasar por su camino y él quiso verlo.



Su amigo Govinda le preguntó si había cambiado de opinión respecto a Buda y Sidharta le dijo que no.

"El que realmente quiere encontrar, y por ello busca, no puede aceptar ninguna doctrina.
Pero el que ha encontrado, ya puede aceptar cualquier doctrina, cualquier camino u objetivo;
a éste ya no le separa nada de los miles de seres que ya viven en lo eterno, que respiran lo divino".

Quien ha encontrado, puede relacionarse con todos los seres, con todas las doctrinas,
Da igual el camino seguido.
Ya no juzga ni discrimina.
Ya nada le separa de ningún ser.




(Siddharta. 
De Hermann Hesse).













4 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo.
    Para hacer varias lecturas a lo largo de la vida.

    Abrazote y buen finde, Diego.

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  2. Siddharta escuchaba la voz del río.
    Hace varios años fui por primera y única vez al mar, era una playa soñada. Recuerdo que tuve la oportunidad de llegar hasta un lugar alto y estar varias horas sentada solamente mirando el mar. Por ese tiempo nada sabía de la unidad, de la impermanencia, del amor por sobre todas las cosas... Mas bien vivía alterada y confundida.
    Siempre algo me intrigó de ese momento a solas con mar. Estaba convencida de que el mar me hablaba, pero no era capaz de entender lo que me decía. No estaba preparada para entenderle.
    Imagino que es mas fácil sentir esa presencia en lugares en los que la naturaleza predomina de manera tan pura, pero que bello sería poder escucharle en cualquier lugar.
    Saludos Marié :)
    Gabriela

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  3. Hola Gabriela.
    Yo también tenía esa experiencia de niña, adolescente; en realidad casi siempre la he tenido.
    Incluso cuando me dolía la cabeza, no recurría a los analgésicos; simplemente me iba a la playa a pasear y el dolor se disolvía, las cosas se clarificaban, aparecían las respuestas, justo cuando había dejado de pensar en ello.
    Me parecía que el mar me hablaba y me ayudaba a comprender.

    Como dices, qué bello sería poder escuchar, y comprender, en cualquier lugar!

    Abrazo y buen verano!

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