martes, 15 de abril de 2014

Tu segundo cuerpo.








Un padre en monopatín empuja el cochecito de su hija.
Padre e hija disfrutan del paseo sobre ruedas, la brisa del mar
y el sol suave de la primavera.
Y del amor
y los cuidados.
Thay dice que es bueno tener "un segundo cuerpo".
En su comunidad de Plum Village, cada residente tiene un "segundo cuerpo", alguien a quien cuidar, si lo necesitara, como una prolongación de su cuerpo.
Y la otra persona tiene otro "segundo cuerpo", diferente,
y así sucesivamente, como en una cadena que acaba cerrándose.
La práctica del "segundo cuerpo", además, facilita la empatía con otros seres, con otros cuerpos que no son tu "primero" o tu "segundo cuerpo". Facilita sentir la misma empatía. Al final, tu cuerpo se hace grande, integra a todos los cuerpos.




Una pareja de paseo. Ella saca a su bebé del cochecito y lo acerca a su pecho. Ella (la ella que contempla) piensa que fuera de Plum Village las personas hacen lo mismo: adoptan un segundo cuerpo en sus hij@s, sus parejas, sus amig@s.
Sólo hay que dar el paso de transcender los lazos de sangre, la familia, las amistades, el equipo de fútbol, el país, los vínculos religiosos o ideológicos, la especie.






Thich Nhat Hanh dice: tu segundo cuerpo no son sólo los seres sintientes; el mundo animal, vegetal y mineral son tu segundo cuerpo, los océanos, el aire que respiras, la tierra y el fuego.
Hasta que comprendas que tu segundo cuerpo es tu primer cuerpo.




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