viernes, 3 de septiembre de 2010

La serenidad.








Un rey (o reina) quería enseñarle algo a su hijo (o hija) antes de morir.
Su descendiente iba a ser un digno sucesor, lo sabía, un buen dirigente.
Se había adiestrado bien en todas las artes oficialmente necesarias para gobernar.
Pero sentía que había algo que quizás no había sabido transmitirle.

Un día le habló de la serenidad.

Pero resultaba difícil de explicar, como resulta difícil transmitir el sabor del chocolate a alguien que nunca ha sentido la experiencia del cacao dulce deshaciéndose en su boca.

Pensó que quizás el arte le ayudaría a hacerse comprender y, así, decidió convocar un concurso para encontrar la mejor pintura (dibujo, esbozo o acuarela) que expresara la serenidad.
Llegaron miles de pinturas y dibujos de todas partes del reino, algunas mejores (a juicio de las personas encargadas de la recopilación) y otras peores, que acababan siendo arrinconadas en algún lugar poco visible. La reina (o rey) había dejado bien claro que no quería que descartaran ni una sola obra porque deseaba contemplartas todas.
Y así, encontró preciosos paisajes marinos de una belleza y armonía inspiradora, oceanos de quietud, campos apacibles, montañas, parques y jardines que desprendían un aroma de naturaleza ordenada y serena. Pero algo faltaba.
Entonces descubrió, entre las obras visiblemente excluidas,
un dibujo de colores oscuros y trazos torpes, un mar agitado y tenebroso amenazando las calles desiertas del pueblo costero.
Éste es el cuadro, dijo.
Cómo?, preguntaron los expertos que se habían encargado de la recopilación de las obras. No sólo era un dibujo a todas luces imperfecto y de técnica pobre
sino que, a su juicio, transmitía inquietud, muy lejos de
la serenidad
que era el tema de la convocatoria.
Entonces la reina hizo que advirtieran un pequeño, minúsculo, detalle en el dibujo:
en medio de la tempestad, en uno de los árboles que bordeaban la costa, había un nido
y en él, dos pájaros:
una madre alimentaba a su cría dándole de comer con el pico,
ajena a las tormentas;
ajena a cualquier preocupación o temor, alimentaba a su cría,
que se sentía apacible, segura
y feliz.
Ésa era la mejor obra de arte capaz de transmitir el significado de
la serenidad.

http://www.youtube.com/watch?v=f_cxtm3AmaE&feature=related


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10 comentarios:

  1. Me gustaría que escribieras más a menudo, pues tus post me hacen mucho bien.
    De todos modos llegan en el momento justo.
    Es verdad, la serenidad...
    Magnífico ejemplo.
    Un abrazo

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  2. Gracias, J.
    Suerte en tus estudios.
    Yo te diría, si me permites, que contemples la tormenta, si quieres, de vez en cuando, pero que te concentres en darle de comer a tu pequeña cría
    -tus objetivos, sí, incuidos los más significativos.
    Y, como le decía a un amigo muy querido, en una situación similar:
    No dejes de meditar
    -un instante de silencio, un tema musical, la contemplación, un poema, un post en tu blog o un email a tu amig@ significativ@.
    No dejes de meditar aun cuando necesites tu tiempo para estudiar, porque la meditación también ayuda a sacarle más partido al estudio.
    Y a todo.
    A la vida, que al final es lo que cuenta, no?

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  3. Gracias Marié.
    Seguiré pasando por tu espacio.
    Un abrazo desde mi islita atlántica.

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  4. Bonito cuento. Me recuerda a los que explicaban los maestros al alumno del libro 'la tunica azafran'. Que te lo tenias que leer más de una vez antes de empezar a sacarle algo de significado. Todo es filosofía, en el fondo.

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  5. Me parece un cuento sencillamente maravilloso y tan revelador.

    Gracias Marié, es estupendo pasar por aquí y poder seguir aprendiendo, también es un lujo este blog para los que pasamos por aquí de vez en cuando.

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  6. Sí, Marina, son cuentecitos para pensar... o para transformar.


    Un beso.

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  7. Bienvenida, Uma.
    Tú también eres una inspiración.

    Lo cierto es que sois una familia muy especial, con unos lazos muy poco corrientes.


    Un abrazo.

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  8. Me ha gustado mucho el post. Un abrazo. Gely

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  9. maravillosa entrada ojala todos pensaramos como vos
    te saludo

    te invito a pasar por mi casa.

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