martes, 20 de abril de 2010

Yo también me postro ante la luna nueva.















Yo también me postro ante la luna nueva.

Buda dijo:
me postro ante la luna nueva y no ante la luna llena -o algo así.

Suele ocurrir que alguien entra por primera vez en una clase de meditación y sale con algo transformado dentro, y ya nada volverá a ser igual que antes.
En apenas dos o tres sesiones de meditación, le escuchas un comentario informal o presencias su presentación de un resumen de las últimas clases (pocas) a las que ha asistido
y te postras
ante la luna nueva.
Sonríes sin poder evitarlo, le escuchas como si fuera el mejor de los maestros.
Una vez, Albert, un recién llegado al PF (el Programa Fundamental), se detuvo en medio de su exposición y preguntó con aire desconcertado: Qué pasa?
Por qué?
Todo el mundo se está riendo.
Es que nos tienes deleitados... -respondió Lochani, que también
le miraba con toda su atención y sonreía.

Me ha pasado con tanta gente...
El debate de Christian, las preguntas de Muriel, Regina, Olga...

La luna nueva, las primeras realizaciones, tienen una intensidad, un brillo que ilumina con fuerza a todos cuantos la rodean.
La última vez, fue Natalia.

En una clase sobre la estimación propia, raíz de todos los sufrimientos
y sobre el gran gozo que no conoce apegos ni aversiones,
coge aire y pregunta:
¿y no será todo muy frío?
(como Emi: ¡Con lo que a mí me gustan las emociones fuertes!)
y mientras yo busco la forma accesible de comunicarme, ella es más rápida y dice:
Debe ser que estoy tan acostumbrada a sufrir que no concibo la felicidad sin sufrimiento.
La miro deslumbrada.
Estoy tan acostumbrada a sufrir para ser feliz...

La felicidad que no es más que el sufrimiento del cambio.

Eso es exactamente.
A la felicidad que conocemos en nuestra condición humana limitada
en budismo se la considera como un tipo de sufrimiento:
el sufrimiento del cambio.
Cuando se acaba un dolor (un estado de tristeza, ansiedad, frustración, etc),
cuando se acaba, por contraste, nos parece que la felicidad debe ser eso.


Pero cuando alcanzas un nivel de conciencia mayor caes en la cuenta de que
aquello
sólo eran migajas.









Y ya que lo dices, Emi, para ti, y para muchas otras como tu,
con lo que nos gustan las emociones fuertes,
no tiene sentido que nos quedemos con una pobre felicidad relativa que no es más que una mera reducción del sufrimiento anterior.

Nos parece suficiente porque es lo único que conocemos, pero hay más,
mucho más
en la vida
que podemos alcanzar a vivir
si nos atrevemos a dar el salto,
sin miedo.

Cuántas veces nos ha parecido que la vida que vivíamos era suficiente (todas esas horas de sobremesa frente al televisor, paseos aburridos, tardes grises del domingo, horas perdidas...)
hasta que ha pasado algo y hemos impuesto un cambio
y aquellas horas felices ya no nos parecen tan felices,
no para repetirlas.

Seguir creciendo,
seguir sondeando en nuestra mente, sin miedo a las profundidades ni al dolor,
desenmascarar sabotajes, descubrir aliados
internos
(todo está dentro)
no hará nuestra vida más fría
y menos intensa
sino todo lo contrario.

Hacernos más grandes no reduce nuestras posibilidades
sino que las incrementa.


Y la felicidad relativa y temporal
será cada vez más absoluta
y definitiva.

10 comentarios:

  1. Hola Marié,
    Gracias por la entrada del blog, he leído por ahi mi nombre...me he puesto roja como un tomate y todo, al leerlo :))
    Tienes mucha razón en eso de que algo se me ha movido dentro gracias a las 3 clases de meditación a las que he ido... ya en la primera salí "tocada" por la energía positiva que desprendes.
    Nos vemos el lunes!
    Natalia

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  2. Gracias a ti, Natalia
    -ya sabes, las "bendiciones" que me regalas de "la luna nueva".

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  3. He venido de la mano de "Escucho atentamente", que me ha recomendado fervientemente esta casa, y me gustó. Ha sido un placer venir a leer.
    Un abrazo.

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  4. Estás en tu casa, Mercedes.

    Un abrazo.

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  5. 'Cuando se acaba un dolor (un estado de tristeza, ansiedad, frustración, etc), cuando se acaba, por contraste, nos parece que la felicidad debe ser eso.

    Pero cuando alcanzas un nivel de conciencia mayor caes en la cuenta de que aquello sólo eran migajas'

    De nuevo gracias, Marié, por tus palabras, reconfortantes y esperanzadoras... un oasis en un mundo de competitividad agobiante. Ojalá algún día alcance esa paz... seguiré leyéndote y aprendiendo de todos vosotros.
    Saludos, Rafa.

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  6. Sí, la competitividad es agobiante,
    y los afectos expansivos.
    Siempre podemos elegir.
    Una vida tacaña, avariciosa, presa del miedo
    o un corazón abierto a dar y recibir.
    Amoroso. Conectado.

    Un placer tenerte por aquí.

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  7. ¿Dónde te metes, cielo? Mañana, sin falta, te llamo.

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  8. Pues ya sabes, Emi, época de marejada en mi samsara,
    turno de turbulencias,
    sorteando temporales, aplicando renuncia
    y disfrutando todo lo que puedo
    de esa liberación.
    Transformando.

    Un beso
    y de aquí a nada seguimos la marcha.

    Gracias por tu interés.

    (Abrazotes fuertes, fuertes...)

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  9. "Luna nueva" o "Luna llena"? Si lo dejamos como "Luna nueva" nos abre mas puertas... con cada nueva luna se podría volver a empezar de nuevo o limpiar un poquito la mente. No estaría mal!

    Mi post de hoy también va un poco dirigido a la luna nueva (o llena) porque me toca bastante de cerca este fenómeno de la naturaleza. Nunca he sabido porque!

    Besos, que hacia un montón que no me pasaba.

    :)

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  10. En la entrada nos referimos (Buda y yo) a la luna nueva, esa mente vacía y abierta a aprender, capaz de asombrarse y extasiarse y para la que cada palabra nueva está llena de significado.
    A veces la rutina, la sensación de lo "ya conocido", entorpece la mente con una modorra que nos inhabilita par aprender.

    Tu post sobre la luna llena es otra cosa.
    Muy interesante el concepto que aportas sobre la transformación.

    Bienvenida de regreso a casa -yo también hacía un montón que no me pasaba.

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